viernes, 3 de junio de 2011

XXXII RAZON PARA NO VOTAR POR OLLANTA

SERGIO TAPIA TAPIA

Desde: http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion04&td=02&tm=06&ta=2011

El futuro de los pueblos y las civilizaciones no depende de su producción económica, tampoco depende de su armamentismo, aunque la defensa tenga un rol importante ante las intenciones destructivas del enemigo.
         
En realidad, donde se juega la existencia y la perennidad de los pueblos es en su modo de comprender y realizar la cultura, así como la concepción y el talante que adopten en la política.
            
La cultura y política son objetivo de la acción destructora de la revolución. Hoy, en el Perú, tenemos dos ejemplos que encarnan el deterioro de la cultura y el de la política: Mario Vargas Llosa y Ollanta Humala, respectivamente. Ambos coinciden en el mismo fin revolucionario contra el Perú y por eso se han unido.
            
¿Amarán al Perú, ambos? ¿Quiere al Perú, Vargas Llosa? ¿Ollanta desea el mejor bien para el Perú? Las buenas intenciones no bastan: “Hasta el infierno está empedrado de buenas intenciones”. La afectividad desordenada y la pasión no es como el ser humano expresa, conforme a su naturaleza racional, la manera de amar correctamente: “Obras son amores y no buenas razones”.
            
¿Cuál ha sido el precio que ha tenido que pagar Vargas Llosa para “merecer” el Premio Nobel de Literatura 2010? Al parecer ningún requisito literario, ha sido ideológico. Vargas Llosa ha tenido que involucionar en su vida política, ha retornado a su juvenil comunidad política, la célula comunista clandestina “Cahuide”, fundada en los años cincuenta con el papá de Ollanta, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
            
Hay un veto revolucionario internacional contra el futuro gobierno fujimorista, Vargas Llosa lo demuestra.
            
Vargas Llosa no contradijo la postulación de Alan García del 2006, como lo hace ahora contra el fujimorismo. Vargas Llosa, en avanzada madurez, reincidió en la actividad política en el primer gobierno de Alan García para contrariar la intención de estatizar la banca. Y si Vargas Llosa no ganó las elecciones de 1990, fue, entre otros factores, porque la propaganda aprista hizo impopular su candidatura. Alberto Fujimori solo triunfó sobre la persona de Vargas Llosa porque el recetario económico aplicado por el fujimorismo fue el mismo planteamiento neoliberal que Vargas Llosa abanderaba como adalid de la “modernidad”. No hay proporción en las actitudes de Vargas Llosa con respecto a Alan García y no contra Alberto Fujimori, sino con respecto a otra persona: Keiko Fujimori.
            
Veinte años después, Vargas Llosa vuelve a reincidir en la actividad política, en el segundo gobierno de Alan García. Pero, esta vez, para postular a Premio Nobel ha debido satisfacer ciertas condiciones, imperativas, de carácter ideológico y de compromiso con la revolución. Asumió la conducción del Museo de la Memoria, la obra antimilitar y prosubversiva que corona la demolición de la gesta histórica que fue desde 1980 la lucha contra el terrorismo marxista en el Perú. Empero, Vargas Llosa renunció a ese cargo, optó por embestir al gobierno de Alan García, por haber aprobado una solución procesal a los inacabables enjuiciamientos con los que hoy se hace persecución política en el Perú, a través de una infestación del Ministerio Público y el Poder Judicial, que vienen haciendo esos laboratorios que fomenta la revolución cultural y política, autodenominados ONG, que dicen servir a la causa de los derechos humanos.
            
Hoy Vargas Llosa determina para el Perú que no haya otra opción política que la de Ollanta. Y su determinación la intenta imponer con el estilo despótico de un marqués absolutista. Vargas Llosa liquidó su relación con el diario El Comercio, lanzando improperios contra la familia Miró Quesada y faltando a una dama de esa familia. Porque Vargas Llosa quiere imponer a Ollanta como gobernante. Vargas Llosa es un totalitario, al igual que Ollanta. Eso los hermana.
            
Por eso y por mucho más este 5 de junio no votes por Ollanta y así rechazarás también al intolerante Vargas Llosa.
            
Director Jurídico de UnoAmérica

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