miércoles, 4 de mayo de 2011

IV RAZON PARA NO VOTAR POR HUMALA

SERGIO TAPIA TAPIA


Humala sintetiza su plan de gobierno en ocho propuestas, la tercera de ellas es “transformar el Estado con una nueva Constitución”. (Ver. Plan de gobierno de Gana Perú 2011-2016, presentación, pág. 7, en: http://www.partidonacionalistaperuano.net/images/archivos/PlandeGobierno_GanaPeru_2011-2016.pdf).

Esta iniciativa de Humala para cambiar de Constitución ha sido frecuentemente debatida durante la campaña electoral en la que aún estamos inmersos. Habiendo surgido tres posiciones: los que desean que la actual Constitución no se cambie; los que se empeñan en que sí debe ser cambiada de todas maneras; y los que creen que solo deberían hacerse algunas reformas puntuales a la actual Constitución.

Hay quienes desean conservar la actual Constitución para proteger el diseño económico que consagra y así guardarse de cualquier “salto al vacío”, como el que representa Humala. En esta posición conservadora está la mayoría de los liberales. Contrariando a esa posición, se ubican las izquierdas tras Humala, que desean retrotraernos a las épocas socialistas más oscuras que hemos padecido, como fue la dictadura socialista de Velasco y el tiempo en que estuvo vigente la desacertada Constitución de 1979, que intentaba perennizar los cambios socialistas del velasquismo. A estas posiciones de izquierda se suman algunas individualidades no izquierdistas, pero que enceguecidos por el odio desaprueban la actual Constitución por ser un documento del gobierno de Alberto Fujimori, a quien desean desaparecerlo del mapa de los recuerdos. Finalmente, hay quienes estiman que la actual Constitución debe ser reformada, porque todo documento jurídico es perfectible y entre otras plausibles propuestas se señala la restauración del Senado en el Congreso.

¿Qué es lo que Humala quiere con una nueva Constitución? Humala quiere “transformar el Estado”. ¿ Y para “transformar el Estado” se necesita una nueva Constitución? Sí y no. No se necesita, verdaderamente. Pero, según Humala, sí es necesario.

Para que el Estado cumpla mejor lo que le corresponde hacer no se necesita una nueva Constitución. Porque el Estado ya tiene sus funciones suficientemente reguladas en la actual Constitución. Y se puede “transformar” al Estado, mediante la reforma de las leyes que diseñan su estructura y sus atribuciones, dentro de la actual Constitución. También se puede modificar sustancialmente al Estado, restaurando la carrera del servicio civil, elevando las condiciones de los funcionarios y servidores, etc.

Empero, Humala no quiere mejorar el Estado, lo que él quiere es sumar más funciones al Estado para el gobierno dictatorial al que aspira. Y para eso sí necesita cambiar la Constitución.

Humala es enemigo de la causa reguladora del rol del Estado: el principio de subsidiariedad. Este principio otorga al Estado un rol supletorio, como mecanismo para asegurar las libertades de las personas y las sociedades intermedias (empresas, asociaciones y demás organizaciones sociales, políticas y económicas, incluso las culturales). Las sociedades intermedias son una red que sostiene a la sociedad humana, ubicada dentro de ese espacio organizacional que se encuentra entre las familias y el Estado. Es al interior de las familias y de las sociedades intermedias donde las personas son libres del tutelaje y la injerencia de la autoridad estatal. Es en las sociedades intermedias donde se realizan las personas en sociedad con sus semejantes, teniendo entre sí relaciones económicas, políticas, culturales y sociales.

La propuesta e intención socialista de Humala para cambiar la Constitución pasan necesariamente por reducir las libertades de la persona, limitando el espacio de libertad de las familias y las sociedades intermedias. Al igual que Chávez, en Venezuela, quien en estos días intenta usurpar el ejercicio de la patria potestad de los padres para con sus hijos, para sustituirlo por el tutelaje del Estado, del tirano y de su camarilla.

Si votas por Humala, se producirá tarde o temprano un cambio constitucional, cuya única intención es incrementar el poder y perpetuarse en él.
            
(*) Director Jurídico de UnoAmérica
            

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