sábado, 14 de mayo de 2011

XII RAZON PARA NO VOTAR POR OLLANTA

SERGIO TAPIA TAPIA

Desde: http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion02&td=13&tm=05&ta=2011

Ollanta Humala ha recibido un especial apoyo para su campaña electoral, por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, que es un bloque nacional, formado por ONG’s de izquierda y algunas incautas oficinas vinculadas a la Iglesia católica, aunque no falta una que otra de “evangélicos”, quienes también han sufrido la infiltración de la Teología de la Liberación.

Según el anuncio de los “dueños” de la Coordinadora, el IDL y APRODEH, las 79 organizaciones de derechos humanos que les pertenecen, darán inicio a una campaña sucia y a la guerra política que han llamado “Fujimori Nunca Más”.

En primer lugar, el nombre de la campaña y los contenidos que vienen mostrándose, desmienten que puedan provenir de auténticas personas que ejerzan con nobleza la defensa de los derechos humanos. Ya que uno de los primeros derechos es a la no discriminación, y Keiko está siendo objeto de discriminación por estas ONG, se le discrimina por su origen familiar. Es una nefasta decisión la de los responsables de la Coordinadora, que están traicionando a las organizaciones que la conforman. Porque la campaña “Fujimori Nunca Más” es el mayor esfuerzo contra los derechos humanos del electorado peruano.
            
En segundo lugar, se ha echado a la basura a todas las ONG de derechos humanos. Según los fines que la Coordinadora confiesa en su página web, es “independiente de los partidos políticos y de otras instancias del poder”. Esto se acabó con el respaldo que están dando a Ollanta. Ya perdieron el crédito que usufructuaban para el negocio internacional de sus sistemáticas denuncias internacionales por violaciones a los derechos humanos. Estar a favor de Ollanta y en contra de Keiko, es perder independencia frente al poder (partidario y político). Ese poder de la pareja Ollanta-Chávez, que acaba de causar la renuncia de Gustavo Gorriti a la co-dirección de La República.
            
A partir de hoy, toda denuncia de las ONG sobre derechos humanos, carecerá de imparcialidad y objetividad, será subalterna a otros intereses no siempre principistas. Aunque esto ya lo había constatado yo hace tiempo, hoy quedó pública y patentemente acreditado.
            
El problema es ahora de los obispos católicos, que deberán marcar su distancia, para guardar la independencia que la Iglesia les reclama. Hay dependencias de la Iglesia que también pertenecen a la Coordinadora. Entonces se está produciendo una peligrosa politización en organizaciones eclesiales que por esencia son y deben ser apolíticas. Es en nombre de oficinas de la Iglesia que se anuncia y avala la campaña sucia, la guerra política a favor de Ollanta y en contra de Keiko.
            
Para deslindar, para señalar límites, para aclarar y separar las cosas, por tener oficinas que dependen de la Coordinadora, tienen la palabra el obispo Turley de Chulucanas; el arzobispo Ugarte del Cusco; el obispo Santarsiero de Huacho; el obispo Simón de Chimbote; el Obispo Cisneros de Chachapoyas; el vicario apostólico García de la Rasilla de Jaén; el prelado Ortega de Juli; el prelado Schmalhausen de Ayaviri; el obispo Carrión de Puno; el prelado La Fay de Sicuani, y el vicario apostólico Galbusera de Pucallpa. Además, el párroco de El Agustino, en Lima. Y, también deben de decir lo suyo los “invitados permanentes” de la Coordinadora, como son el arzobispo Barreto como presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social, y los organismos que dependen del obispo Velásquez de Huaraz; del arzobispo Eguren de Piura, y del obispo Martínez de Cajamarca. Esta lista es mínima, pueden haber más.
            
(*)Director Jurídico de UnoAmérica

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