viernes, 27 de mayo de 2011

XXVI RAZON PARA NO VOTAR POR OLLANTA HUMALA

SERGIO TAPIA TAPIA

Desde: http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion05&td=27&tm=05&ta=2011

"Honestidad para hacer la diferencia"”, leo este eslogan en los avisos publicitarios de la campaña de Ollanta.
         
¿Qué es la “honestidad”? Es tener compostura, ser decente, tener moderación. Es tener recato, urbanidad y pudor.
            
La personalidad política de Ollanta ¿es símbolo de la honestidad? ¿Encarna la honestidad? No, creo que no, estoy convencido que no.
            
Ollanta no ejemplifica, políticamente, la compostura; es decir, la mesura, lo comedido. Su trayectoria política surge con el zafarrancho de Locumba, que fue un acto irracional, delictivo, por el cual fue apresado y amnistiado políticamente.
            
Se sobreexpuso publicitariamente autorizando el uso de su nombre para denominar el medio de prensa dirigido por su desequilibrado hermano Antauro. Fue su segundo paso en su itinerario político, el que tampoco está adornado con la mesura, por haber sido el germen de un partido realmente fascista en el Perú del Siglo XXI.
            
Apoyó pública y políticamente, desde su cargo en la agregaduría militar adjunta a la embajada peruana en Corea del Sur, el levantamiento de Andahuaylas, con trágico saldo de personal policial asesinado. No fue un acto recatado.
            
Forma el Partido Nacionalista para las elecciones del 2006, aunque no lo logra inscribir para esas elecciones, y lo inscribe en el Foro de Sao Paulo, red internacional que agrupa a todos los partidos comunistas de Latinoamérica, así como a las FARC y al ELN de Colombia, y al partido socialista de Lula. Así como al Patria Roja peruano. Esta no es una membresía decente, porque no es justa, ni limpia, ni digna.
            
Lo contraria a la honestidad es la “desvergüenza”, que no es lo mismo que sinvergüenza. Además, estoy juzgando la personalidad pública, política, de Ollanta; no su consciencia interior, que además de no pretenderlo, soy incapaz de proferir un juicio sobre ella.
            
¿Hay desvergüenza en la conducta política de Ollanta? Sí y a raudales. Porque miente.
            
El, Ollanta, viene asumiendo un comportamiento político positivista, cínico y anómico. Porque miente con el fin de ganar las elecciones, miente para conquistar unos votos de incautos ciudadanos, miente para obtener otro fin que el que jura cumplir en público. La confusión desatada sobre su plan de gobierno, legalmente inmodificable durante esta campaña, patentiza y dan fundamento a mis afirmaciones. Es maquiavélico en este tema. Lástima que tenga para ello colaboradores de último minuto, como el ilusionista Kurt Burneo, quien es un perfecto candidato para vendedor de sebo de culebra.
            
Es una lástima que en la encarnación de la desvergüenza política surja el apoyo de Mario Vargas Llosa, quien es tan lujurioso en el mundo irreal de la novelística como irresponsable en el mundo de las realidades político y sociales.
            
Sí, hay mucha diferencia en ser honesto y no serlo. En eso estamos de acuerdo, Ollanta. Pero, tú no eres la encarnación de la honestidad.
Director Jurídico de UnoAmérica

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