jueves, 26 de mayo de 2011

XXV RAZON PARA NO VOTAR POR OLLANTA HUMALA

SERGIO TAPIA TAPIA

Desde: http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion03&td=26&tm=05&ta=2011

Bambarén, el obispo emérito (es decir, retirado por ancianidad y sin derecho a pertenecer a la Conferencia Episcopal Peruana), mantiene un enfrentamiento con el cardenal y arzobispo de Lima de manera pública, con irrefrenable ira, poco púdica para la fraternidad episcopal y desde hace un buen tiempo.
         
¿Por qué? Es la pregunta legítima que nos podemos hacer “tirios y troyanos”, es decir católicos de la grey como también cualquier ciudadano aún agnóstico, ateo o de diferente credo, pues en el Perú lo que sucede al interior de la Iglesia Católica siempre tiene relevancia pública.
            
No son de la misma generación, Bambarén es de 1928 y monseñor Cipriani es de 1943. Pertenecen a distintas organizaciones eclesiásticas, dentro de la plural y rica diversidad de carismas de la Iglesia Católica, Bambarén es de la congregación medioval la Compañía de Jesús (jesuita), monseñor Cipriani es de de la aún no centenaria Prelatura del Opus Dei. Empero, el conflicto que Bambarén proyecta hacia la persona de monseñor Cipriani no es generacional, tampoco es de rivalidad entre sus respectivas organizaciones eclesiásticas, porque no se condice con la unidad de la iglesia, tan solo admitirlo sería la negación de la iglesia de sí misma.
            
Recuerdo, en los años setenta, cuando Bambarén era obispo auxiliar de Lima, se decía que en su anillo episcopal estaban impresos la hoz y el martillo, símbolos universales del marxismo. El rumor que esto generó se fue convirtiendo en escándalo, debido a lo irritado que estaba el Perú por el régimen despótico-militarista impuesto por el general Juan Velasco Alvarado, que aceleradamente labraba el camino al socialismo-comunista con abierta injerencia cubana, masivo apoyo soviético y profunda penetración ideo-cultural china, cuyo fruto fue Sendero Luminoso.
            
Si mal no recuerdo, Bambarén tuvo que explicar si era cierto que en su anillo episcopal estaban tales símbolos marxistas. Bambarén lo admitió, dijo que sí, pero aclaró que había una cruz en medio de la hoz y el martillo para simbolizar la redención del trabajo. Eran los tiempos de la extravagante “teología de la liberación”.
            
Se acercaba Bambarén a los 75 años, en el 2003, límite de años que por disposición del Código Canónico los obispos deben dimitir. Aunque el Papa tiene la potestad de prolongar, hasta por cinco años más, el ejercicio en el cargo, ponderando la salud física o mental, como también la conducta del obispo en cuestión.
            
Pero, en el caso de Bambarén, el Vaticano aceptó de inmediato la dimisión ordenada por la ley eclesiástica, sin prórroga alguna, y en el mismo año 2003. Esto no ha pasado con otros obispos peruanos, como con monseñor Vargas Ruiz de Somocurcio, también jesuita, quien siguió ejerciendo el cargo episcopal por tres años adicionales al límite señalado por la ley canónica. Esto solo por señalar un ejemplo cercano, entre otros más.
            
En paralelo a la carrera eclesiástica de Bambarén, monseñor Cipriani fue nombrado arzobispo de Lima en enero de 1999 y posteriormente en enero del 2001 fue designado cardenal, con lo cual prorrogó automáticamente el ejercicio de su cargo como arzobispo de Lima hasta los 80 años. Quiere decir que tendremos a monseñor Cipriani para rato, hasta el 2023.
            
Es una lástima que monseñor Bambarén haya perdido una espléndida oportunidad para reconciliarse con el jefe de la iglesia de Lima y el primero de todos los obispos del Perú. La circunstancia era providencial para enfrentar en la “unidad eclesial y en la fraternidad episcopal” el feroz ataque recibido por monseñor Cipriani, que no ha sido a su persona, sino en su condición de autoridad de la iglesia. Confrontación desplegada por el neo-premio Nobel, Mario Vargas Llosa, senilmente convertido en un “petardista ideológico” que socava la decencia intelectual del Perú.
            
(*) Director Jurídico de UnoAmérica

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